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Tormenta de Ideas

Una historia perdida I

Me pidio que terminara, que no quería mas sufrimiento. Que bastante dolor había tenido, ya por el momento.
Su vida, habia sido corta (21 primaveras) pero llena de calamidades. Nació en un barrio marginal, en el peor momento en que podía haber nacido, pues su futuro padre le propinaba una paliza a su madre. Pidiendo el dinero de siempre. Haciendo putadas, como siempre.
Casi muere, pues su papaíto, la cojió, le tapó la boca para que se callara. Su madre, luchó como pudo para clavarle un cuchillo en la nuez, de la que manó la sangre a gorgotones y soltó a su hija cayendo encima de su madre.
Su madre, prostituta de siempre, no le pegó ninguna enfermedad, de milagro. Le hicieron pruebas y pruebas a la niña, pero nació sana a pesar de todo.
A los 10 años, empezó a fumar, chocolate, hachis... y a los 14, ya mató por primera vez.
Nunca, había estado muy centrada. Puede ser por los millones de petas, que se habrá fumado, o por la cantidad de caballo, que corría por sus venas manchadas de pecado, pues para costearse sus vicios, de puta tenía que vivir.
Un "cliente", el que le desvirgó, entonces estaba borracho. Siempre cobraba no más de 30€ por un servicio completo, pues con eso le daba para un pico, decente según ella.
Ese día, no le quería pagar. Decía que se corrió demasiado rápido y exigió un segundo polvo sin pagar nada.
Ella, enfadada, decidió irse, pero éste no le dejó. Empezó a pegarle. Le pegó un puñetazo en la cara, k la hizo caer al suelo, haciendose una pequeña brecha en la cabeza.
Íntentó huir como pudo, pero el hombre, la cojió de su larga cabellera rubia y la tiró hacia la cama.
Le intentó abrir las piernas, ella pataleaba y él la golpeaba, hasta que quedó inconsciente.
A los 5 minutos, abrió los ojos, y se encontró a aquella bola de sebo sudorosa, encima de ella, penetrandola.
Estiro sus delgados brazos hacia la almohada del motel al que habían llegado a parar y como ella siempre dice, "la mejor amiga de una mujer", sacó una pequeña daga de plata, (lo único que pudo robar de una casa, antes de que casi la pillaran, pero se enamoro de su hoja y se la quedó), aunque ella tampoco sabía que era de plata. Mientras él se resfragaba en su cuerpo,
ella, siguiendole el cuento, le sugirió de hacerle una mamada.
El aceptó encantado y ella se agachó.
Con la daga en la mano y sin que él se diera cuenta, se la clavó justo encima del pene, donde se encuentran las tripas. Pero no una, sino 3 veces.
El gordo, murió desangrado, en cuestión de minutos y ella corrió hasta que no pudo más, llegó a su cama y se durmió sin cargo de conciencia, ni pensamientos malvados que le quitaran el sueño.

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